viernes, 25 de marzo de 2011

La carrera

18:04; el sol empezaba a esconderse.
Pedaleaba tranquilamente por la calle con giros suaves. Pasé al lado de un niño de unos 10 años con un bocata en la mano. Entonces aquel niño pensó que era una carrera, que le retaba a ganarme y empezó a correr.
Corría y comía el bocata a la vez. Yo aminoré la velocidad para dejarle ganar pensando que se cansaría enseguida. Esta equivocada.
Desde la plaza de Esquiroz hasta el comienzo da la avenida de Galicia. Solo paramos una vez y porque el semáforo esta en rojo.
Él por delante y mirando de reojo atrás para ver que le seguía. Él en cabeza ganando y yo pedaleando más lento que nunca.
Cuando nuestros caminos se separaron, él seguía corriendo por una bocacalle. Yo intenté alcanzarle por otro camino, pedaleé lo más rápido que pude. Pero no conseguí llegar antes.
El niño había ganado.

2 comentarios:

  1. not bad, not bad...me ha gustado!!

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  2. La niña con cara de vieja se lo había dicho. Ya había transformado en muñecas a otras niñas del parvulario y en algún momento pensaba hacer lo mismo con ella. Y para acabar de convencerla le hablaba de las muñecas de su habitación. Entonces se acordaba de la muñeca rubia, de cabellos enredados y expresión desquiciada. No pensaba en ninguna otra, sólo en esa. La imaginaba de carne y empezaba a tiritar. Su madre la mandaba a la cama y le ponía el termómetro. Luego le traía un vaso de leche caliente, pero no podía dormir porque esos pequeños placeres del cariño y los desvelos maternos se le antojaban los últimos. Y así un día y otro. La transformación no llegaba nunca, a veces la presentía cerca y cerraba los ojos con fuerza. Otras veces lloraba en silencio en el recreo, sentada en un banco observando a sus compañeras.
    Un día, el pupitre de la niña vieja amaneció vacío. No sentaron a nadie en su lugar.

    Rosana Alonso
    Tomado de Explorando Liliput.

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