Toc-toc, golpea los barrotes de hueso. Retenido por la cárcel de tus costillas.
Las venas lo amarran a la vida y al mismo tiempo lo envenenan con sueños.
Toc-toc, late más fuerte e intenta hacerse oír. Pero los rugidos de la mente lo acallan.
Dispara furia por el cuerpo. Prisionero inocente.
Esclavo de los cinco sentidos.
Por tu aroma enloquece.
En tu presencia se asusta y calla.
Tus palabras lo alteran.
Con tu caricia dormita.
Tus besos lo reavivan.
qué bonita forma de no decir nada especial, charls..!
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