viernes, 8 de octubre de 2010

Smoke your ideas


¿Cuánto pesa el humo? La película de los directores Wayne Wang y Paul Auster, Smoke (1995) me llevó a pensar en esta pregunta. El largometraje da su respuesta pero yo ofrezco la mía.
El humo pesa lo que pesan los pensamientos del que fuma, del que sostiene el cigarro. Como serpientes negras y resbaladizas en el aire se elevan desde la punta del pitillo. En esta habitación pequeña y cerrada danzan, contorsionándose. Difuminan la claridad y llenan esta sala con sus bailes desenfrenados. Son los pensamientos los que se disuelven, los que desde la punta de este cigarrillo se esparcen por la habitación afirmando su presencia en el ambiente.
Los pensamientos son el humo negro, cargan el aire, lo inundan. Hay ideas fugaces que son aquel humo que desaparece tan pronto como das la siguiente calada, son esas reflexiones que no se piensan demasiado. Pero las más importantes son las ideas arraigadas, aquellas a las que les damos vueltas y vueltas. Ésas son el humo del techo, el humo que se queda suspendido, inquieto y confuso que intenta salir pero el cuarto, como nuestra cabeza con esas ideas, lo retiene y hace que lo volvamos a respirar, que las volvamos a pensar. Esos pensamientos son el suspiro negro de mi boca, el bostezo de humo espeso de ondulas formas que nos acaricia la mejilla antes de difuminarse en el ambiente. Esas ideas, aquellas que llenan nuestras cabezas son el olor, pero no el perfume del aire que se desvanece cuando se apaga el cigarrillo sino el aroma que se queda en la ropa, en la mano, en los labios, en la memoria.
Y luego está la nicotina. Te vuelve adicto y quieres volver a fumar, necesitas volver a pensar. Pero eso es otro tema, otra cigarrillo que me haga reflexionar sobre la próxima entrada.

1 comentario:

  1. Hace tiempo que no os visitaba. Me ha encantado esta idea de fumarse las ideas, espero la entrada de la nicotina.

    Un abrazo!

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