domingo, 24 de enero de 2010

Soles de la noche

Sales afuera para estar sola aunque en realidad te gustaría estar con él. Las luces de la ciudad te parecen astros iluminando las calles. Ves las estrellas fugaces rojas y blancas que van en parejas y se mueven veloces por el asfalto. Pides un deseo y te lo susurras a ti misma.
Cierras los ojos durante tres segundos contados y cuando los vuelves a abrir ves que también hay estrellas naranjas como focos entrecortados. Las farolas te parecen soles con sus rayos saliendo disparados hacia el vacío. Sin esperarlo, te visita una brisa que te congela las mejillas y te despeina el flequillo, pero permaneces inmóvil como una estatua más de la cuidad.
Hace frío, pero no quieres entrar. Te apoyas en la pared helada pero te gustaría que fuese él quien estuviese detrás tuyo. Te gustaría que él te calentase las manos en vez de tener que meterlas en los bolsillos. Te gustaría que te abrazase por detrás y que apoyase sus barbilla en tu hombro mientras te acuna de un lado para otro.
Pero estás sola, pasando frío y viendo cómo lo que tú pensabas que eran estrellas se convierten en los faros e intermitentes de los coches. Encoges el cuello para esconder tu boca en la bufanda. Te separas de la gélida pared y en tu camino hacia el bar piensas:
"Sería gracioso ver tu cara ahora"

3 comentarios:

  1. ¿Por qué no en vez de esperar que algo pase eres tu quien lo busca, quien toma la iniciativa? ¡Hazlo!

    "Sólo vive quien mira
    siempre ante sí los ojos de su aurora,
    sólo vive quien besa
    aquel cuerpo de angel que el amor levantara"

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  2. Me parece un estupendo consejo pero para que una relación funcione hace falta que las dos personas quieran que funcione. En ocaciones ese deseo no es correspondido.

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Qué me comentas, verdura: