sábado, 25 de septiembre de 2010
Nunca se está lo suficientemente loco
La hierba es como una moqueta mullida y fresca que se expande por el parque como una plaga. En estos momentos te sirve de cama para echar la siesta. Te sientes parte de una sociedad troceada que comparte el gusto por un pequeña siesta después de comer. Pero no tienes sueños. Tumbado en aquel manto verde te dan ganas de hacer el ángel como recordatorio de este frío invierno. Piensas que si alguien te viera pensaría que estás loco pero te da igual porque todos, en cierto modo, estamos locos. La locura no es nada más que lo extraño, diferente de lo común pero, ¿no es la locura una manera de evadirse de lo normal? Nos extraña porque es diferente y, ¿quien te dice que lo tuyo es lo correcto? Y divagas intentando diferenciar entre los locos y los más locos que forman este mundo.
El cielo es el tope de los sueños. Desde pequeño pensaste que soñar era ir lo más arriba mejor, durante un tiempo, donde todo es posible y nada es lo suficientemente raro. Te encantan esos viajes mentales que tu no controlas. Es eso lo que los hace especiales. Intentas recordar qué has soñado esta noche pero lo único que te viene a la memoria es la sensación de relajación, como la que experimentas ahora.
El cielo está azul pero salpicado de pequeñas manchas blancas y tú no eres más que otra mancha, un loco tumbado en la hierba intentando hacer un ángel.
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Al menos todos estamos un poco locos. Si no, que rollo de mundo...
ResponderEliminarGran entrada, me gusta.
me ENCANTA *_________________________*
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