Perdona, porque esta loca no sabe callarse, porque su boca es independiente a la cordura. Perdona por insultarte con la mirada y pegarte con mis gestos. Perdona por no haberte mirado a los ojos cuando me hablabas, por no haber sonreído lo suficiente; por haber idealizado demasiado. Tú te lo creías todo. Perdona si levanté la voz más de lo debido y moví los brazos como si estuviera pidiendo auxilio.
Perdona si no te digo te quiero pero estos labios tienen miedo de pronunciar las palabras. Lo siento, te amo por dentro y no creo que haga falta exteriorizarlo.